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Huyó de la persecución de Decio y se retiro a la soledad de la Tebaida. Vivió en una cueva, según la tradición hasta los 113 años y se convirtió en maestro y modelo de monjes solitarios.
Las leyendas antiguas afirman que un cuervo les traía alimento a él y a S. Antonio cuando pasaron un tiempo juntos, que los monjes le expiaban para aprender cosas nuevas, que unos leones cavaron su sepulcro. Fue admirado y objeto de gran devoción entre los eremitas. San Jerónimo escribió su biografía.
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